(Escribe Valeria Giovanoni). Hemos asistido a lo largo de nuestras vidas a numerosos ejemplos de gestiones, tareas, juicios , en el que o en la cuál la gente, el o la vecina sostienen , cuando el resultado no es el esperado o el común de los sentidos, que fallan las leyes o que es necesario legislar al respecto.
Y muchas veces lxs que fallamos somos las personas, los humanos. Los «supremos» que nos creemos superiores desde el raziocinio y no calificamos desde la sensibilidad.
Ese involucramiento , la empatía y en definitiva el corazón, es quien hará la diferencia, siempre.
En lo personal, siempre me involucro, siento y tiemblo.
Y el día que eso no me pase, si existiera, seguramente no me reconocería. Por eso es tan dificil leer por ejemplo, el fallo de la Jueza Vera, técnica y obviamente calificada, que entrega los niños de Valeria a sus abuelos paternos, como si fueran bolsas de papá?
Con una evaluación telefónica y sin tener total conocimiento de lo que esos niños y niñas habían vivido, una tragedia.
El asesinato de su mamá , por su padre.
Esa falta de sensibilidad, en definitiva de empatía, nos tiene que hacer reflexionar , en el como, cuando y porque de nuestro diario vivir.
En nuestras relaciones, en nuestros laburos y en sintesis, en nuestra vida.
El tiempo de no te metás ya fue.
Este tiempo nuevo ,de convivencia, de cercanías, nos plantean nuevos desafios.
No perdimos los valores , como a veces es conveniente «marketinear», no cambiamos amores, ni principios.
Evolucionamos. Es esto, nos gusta más o menos , pero somos.
Y en esa construcción, de esta sociedad ,con todxs, sin machos dominando, con equidad, es fundamental involucrarnos.
Sentir la camiseta, la del cuadro, la del laburo, la de la familia.
Pero entera, integra, no de pedacitos.
Dijera el Ruso, «Ponete siempre del otro lado del mostrador» y saben que?
Da resultado.
El buen trato, la solidaridad,el afecto y la empatía , siempre pagan.
