El silencio de un periodista no “se compra”

Una vez alguien dijo una gran verdad sobre el periodismo: “el que lo cree lo vive”. Por fortuna tuve grandes mentores, armados en la universidad, docentes, y formados en el mostrador.

Eso me permite algunas veces tomarme algunas licencias, ser chabacano, provocador o “intelectual”.

Sí, asumí desde siempre que como menciono en mi perfil de redes sociales, me considero independiente, de pensar, de actuar, de accionar, de escribir, de informar.

Transcurrían los primeros días de mayo de este año, cuando un grupo de 31 compañeros ingresados directamente a la actual administración con contrato a término en el 2020, sufrimos rebaja de grados y extensiones producto de la mala situación económica del gobierno departamental.

Infiel a mi costumbre de protestón, silencié mi postura individual más allá del entendido que era injusto habérseme notificado por correo. Nadie llamó ni informó en tiempo ni en forma, producto de un gobierno que en todo sentido es desprolijo, muy desprolijo.

Al día siguiente escribo una nota sobre lo ocurrido con el Puente Treinta y Tres donde menciono que acumular material no garantizaba nada, cansado de escuchar en la calle (hay que andar para escuchar) que nuestras obras viales en la ciudad duraban menos que un suspiro.

Fui convocado al despacho con el intendente, el secretario y el director de hacienda en historia que ya conté.

Casualmente en un watsapp de la agrupación del intendente Lima, Lista 800 “Baluarte Progresista”, el ex director de Mides Salto comparte el link de la noticia y dice, palabras más o palabras menos: “¿pero como, no es que a este le pagamos el silencio?”.

Nos costó entender el tenor de lo compartido con alrededor de 80 personas petenecientes a ese grupo hasta que todo nos cerró.

Nos pagaban el sueldo para silenciarnos y a un individuo de escaso nivel intelectual, “acosador” de vivencias y situaciones, se le escapó el comentario.

A tal punto llegó esa intención de silenciarnos que el propio intendente Lima nos dijo en esa famosa reunión: “¿como es que abrís el juego en tu portal a todos los partidos si nosotros te pagamos el sueldo”.

Evidentemente fue una intención manifiesta de censura lisa y llana. Yo no era funcionario designación directa cumpliendo la tarea de levantar imágenes de candidatos a un segundo gobierno suyo, era si, un periodista silenciado que ni por asomo (ni eso chequéo Lima antes de decirlo), ganaba lo que él decía valía mi silencio.

Los últimos acontecimientos han demostrado y demuestran que para el ex director del MIDES y el actual intendente, el silencio de un periodista no se compra. No tiene precio.

Y es lamentable que tenga comunicadores marcando en cultura para ir a hacer un programa y volver a hacer nada o, y siempre hay un o, esconderlos porque a pedido de alguien a “ese escriba hay que mantenerlo alejado de la comunicación a pesar de saber que es lo mejor que sabe hacer”.

Son tiempos duros, son tiempos que nos obligan a no callarnos……..ya no tenemos el sueldo que pretendió silenciarnos y no lo logró, seguimos teniendo la misma dignidad de siempre sin gritar por un pase a comisión como quien “dejó los trapos en el MIDES” que, parece, si lo silencia.

Daniel Caiazzo