Como consecuencia de la campaña impulsada por la intendencia en el sentido de hacernos responsables cada uno de nuestras residuos. Surgen definiciones que hacen a la persona, pero lo que es principal, nos presentan como sociedad.
En otras partes del mundo promover una campaña de concientización sobre los residuos , sería como retroceder mil años.
En nuestro caso es tratar de sensibilizar sobre un aspecto que debería ser elemental en nuestra convivencia.
Porque queda claro que convivir no es lo mismo que convivencia. Lo primero sería, en jerga de jóvenes, llevarla y nada más que eso.
Lo segundo pasaría por (ejemplos): abrir la puerta del super para quien sale cargado; no abrir la puerta del auto cuando ve por el retrovisor que viene un vehículo atrás; no tirarle los residuos al vecino en la vereda porque un perro se las hizo durante la madrugada; decir buen día y tirar al pasar una sonrisa; prender un señalero o baliza si vamos a maniobrar; o atender con simpatía o respeto en una oficina pública aún sabiendo que si somos 16 compañeros y hay 8 de licencia, sepamos recibir al cliente de la misma manera.
Salto tiene la particularidad de convivir, pero no de vivir en convivencia. Muchas veces preocupados en lo que hace el de al lado, no somos capaces de vivir nuestras propias vidas. Y seguramente eso lleve, como razón elemental, que nuestro propio carácter o forma de encarar la vida diariamente nos tenga en la habitualidad con mal humor.
Debemos ser capaces de definirnos como una sociedad capaz de vivir en “convivencia”. Que nuestro accionar sea desde el respeto, el buen trato, la solidaridad y el compromiso. Lejos de suponer que si somos de Nacional o Peñarol, esa condición nos “rotula” y, lo que es peor, “nos compromete y diferencia”.
Hay señales claras de que esto debe cambiar: la basura es de ricos y pobres. El dengue, la chikungunya, el zica, los pozos, la basura, el tránsito, la poda, es problema de todos, y estaría bueno que esa señal de “convivencia real” pudiera darnos en lo colectivo la chance de vivir en una sociedad mejor.
Daniel Caiazzo
Comparto absolutamente el artículo,sobre este tema en el que hay que insistir e insistir,con Ney santurio hemos intentado muchas veces de abordar el tema y él en particular lo ha intentado realmente con iniciativas que realizó,.- Creo que una primera medida seria que los supermercados utilizaran bolsas de plástico de color ,aquellos que identifican a los residuos,o por lo menos que tengan un círculo con dichos colores , ello permitiría que en los hogares estén dichas bolsas identificadas y por decirlo de alguna manera «nos obligue a clasificar los residuos. Alguien ha planteado que se cobren las bolsas, ¿es alguien cree que No las cobran ??
UN amigo químico me dijo que las bolsas quemadas solo libran agua,que el problema es tirarlas,pues no se degradan fácilmente. ES decir que por allí no está el problema.