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Quisiera estar profundamente equivocado

(Escribe Luis Bertiz)  luis2Ya escribí un par de artículos sobre el brote de leishmaniasis y en ambos casos les repercusiones fueron tan inmediatas como múltiples, dejando en evidencia, antes que nada, que se trata de un tema extremadamente sensible y que no ha sido debidamente explicitado a la opinión pública.

Por lo pronto, quiero reafirmar (porque me han señalado dudas al respecto) mi objetividad al tratar éste como cualquier otro tema, priorizando siempre la verdad y el interés común. De lo contrario mal podría ejercer esta profesión que abracé hace más de cuarenta años.

Y para ello no tengo que hacer ningún esfuerzo. Voy a mi archivo de notas, las releo y desprende con meridiana claridad que no hay de mi parte la más mínima intencionalidad hacia quienes hacen lo que pueden (aunque tardíamente) por combatir una enfermedad que estaba latente desde hace varios años.DSCN3043

Apenas se comprobó la presencia del flebótomo trasmisor de la enfermedad, se sabía que sólo era cuestión de tiempo para que comenzaran a aparecer los primeros perros infectados.

Lo que si lamento es la desidia de alguna gente y la inoperancia de la Intendencia para combatir los basurales y los montones de restos de poda que son los lugares donde por excelencia se reproduce el insecto trasmisor, ayudado por las actuales índices de humedad y las temperaturas veraniegas…

El anunciado plan de limpieza, con la cooperación del Ejército, resultó a todas luces insuficiente. Podría citar decenas de lugares que quedaron sin limpiar, pero prefiero ilustrar esta columna con una fotografía que lo dice todo: en Arenitas Blancas, donde se constató la existencia de los primeros perros infectados, se volvieron a talar árboles (pese a la prohibición vigente) y allí están los troncos, sus ramas y sus hojas, ya secas y al sol, configurando un nuevo y muy “adecuado” criadero de flebótomos.

¿Y las autoridades? Siguen brillando por su ausencia.

La foto, como decía un viejo maestro del periodismo, no miente.

Mientras tanto la fumigación para combatir al agente trasmisor, era y sigue siendo ridícula y hasta el día de hoy ha sido casi nula en una zona de altísimo riesgo.

La famosa declaración de “emergencia sanitaria” del Ministerio de Salud Pública la única utilidad que tuvo fue la de crear alarma y preocupación entre el empresariado vinculado al turismo, porque no se aplicó ninguna medida concreta y mucho menos eficiente.

Ya dijimos que la suma de omisiones, como se observa, inviabiliza el éxito de cualquier operativo.

Hay que decirlo claramente: se deberían ir adoptando las medidas que correspondan porque así como era una cuestión de tiempo la aparición de la enfermedad en los perros, también es una cuestión de tiempo que la leishmaniasis afecte a una o a varias personas. Sin descartar el dengue, zika y otras enfermedades que hoy abundan en países vecinos.

Y que no se me tilde de alarmista. Nadie más que yo desea estar profundamente equivocado, pero cómo están planteadas las cosas…

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