Los científicos del centro 21st Century Medicine realizaron recientemente un importante avance en la historia de la criopreservación: congelaron y recuperaron después de un largo período de tiempo el cerebro de un conejo. Para esto se valieron de una revolucionaria técnica denominada criopreservación aldehído-estabilizada, donde el sistema vascular del cerebro es inyectado con un compuesto químico que permite preservar los tejidos a temperaturas de -135 grados celsius.
Por primera vez en un procedimiento de esta naturaleza las sinapsis, las membranas celulares y las estructuras intracelulares, no fueron dañadas. Los científicos pudieron demostrar que todas las zonas del cerebro que se asocian al aprendizaje y la memoria resistieron el proceso de congelamiento y conservación intactas.
El hallazgo les valió el reconocimiento de la Fundación de Preservación Cerebral que premió a los investigadores por su notable trabajo. Dijo Kenneth Hayworth, neurocientífico jurado del concurso: «Este resultado responde directamente a las críticas escépticas y científicas en contra de la criónica, según las cuales no se conserva el delicado circuito sináptico del cerebro».
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