A punto de cumplir 300 años de existencia, la masonería británica planea mejorar su imagen y poner fin a los mitos. Dado su carácter cerrado, esta sociedad ha sido vinculada a numerosas teorías conspirativas, desde los Illuminati hasta al Nuevo Orden Mundial. Los orígenes exactos de la masonería son inciertos, pero la primer Gran Logia abrió sus puertas en 1717 en el Reino Unido.
El jefe de prensa de la Gran Logia Unida de Inglaterra (UGLE), Mike Baker, anunció recientemente la decisión de hacer públicos ciertos secretos masónicos a fin de terminar con los malentendidos. Baker dice que las motivaciones de la masonería no son políticas, y que todo se trata de valores morales. Explica que los masones realizan donaciones para contribuir a la comunidad. Menciona como ejemplo, que en este momento están financiando la adquisición de una ambulancia aérea para la ciudad de Londres.
Uno de los requisitos para poder ingresar a la Gran Logia es creer en un ser superior, pero el vocero aclara que no se aceptan satanistas entre sus miembros: “Nuestras obligaciones generales son pura y simplemente tratar de ser buenas personas y defender nuestros valores. Por eso es que el Ser Supremo es importante para nosotros”.
Aunque no se trate de una religión, las obras alegóricas y el simbolismo son claves para la masonería. La Gran Logia está llena de misticismo, con sus lujosas alfombras, imponentes murales y numerosos tronos. Baker explica uno de sus rituales: “el Venerable Maestro se encuentra en el este, donde el sol sale y el Vigilante en el oeste, donde se pone. Al igual que muchos rituales masónicos, simboliza el progreso del hombre de la oscuridad a la iluminación”.
Cuando es consultado sobre cuál podría ser el interés de unirse a una Logia secreta que ya no es secreta, el vocero de la UGLE explica: “intentamos desmitificar, pero sin perder el elemento de fascinación; eso es lo más difícil”.
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