Se nos fue otro «Quijote»

(Escribe Luis Bertiz).  Una cosa es don Quijote. Otra cosa es la suma de quijotadas durante toda una vida. Para quienes así han actuado a lo largo de su existencia, la definición por alusión, es inmaculada: “Hombre que, como el héroe cervantino, antepone sus ideales a su provecho o conveniencia y obra de forma desinteresada y comprometida en defensa de causas que considera justas…”

Así fue don Samuel Sitrín, un hombre de físico pequeño, pero de una enorme voluntad de trabajo, a la que, por si fuera poco, le agregaba la imprescindible dosis de compromiso, entrega, visión y humildad. Por eso era un grande. Formó parte de una generación de destacados ciudadanos y aunque renegaba de ocupar lugares por las meras posiciones, siempre era uno de los primeros en llegar cuando alguna causa noble convocaba a los hombres y mujeres de buena voluntad…

Nada de lo que acontecía en su Salto le era ajeno. Lo recuerdo contar las movilizaciones por la construcción de la represa de Salto Grande, lo vi en la larguísima lucha que se libró contra el centralismo montevideano hasta que se concretó la Universidad del Norte, después devaluada en la “Regional Norte”.

Estuvo en la lucha por la construcción y posterior equipamiento del Centro de Recién Nacidos con Problemas (CERENAP) y fue uno de los primeros en advertir la trascendencia que tenían los Centros de Atención a la Infancia y la Familia, (CAIF) desde su mismísima creación.

Los impactos que esos Centros han tenido en la enseñanza de niños provenientes de los hogares más humildes de nuestro medio, fueron los motivos que lo llevaron a transformarse en impulsor de la obra y llegó a presidir simultáneamente tres centros de esta naturaleza, restándole -como siempre- tiempo a su familia, a su añeja y prestigiosa empresa de transporte y también entregando, en cuotas, parte de su salud…

Don Samuel, en un reportaje que le efectuaron hace algunos años, recordaba con entusiasmo que “el primer CAIF que se formó en Salto fue el del barrio Don Atilio, luego vino el del barrio Williams, y el tercero fue el CAIF Los Gallitos, que funciona en la Jefatura de Policía” y señalaba que los “profesionales y docentes que atienden a los más pequeños generan una base sólida educativa para el desarrollo del niño, que tras la concurrencia a este tipo de centros, posteriormente ingresa en forma directa a la educación inicial”.

Y también podríamos mencionar al Hospital, al Hogar de Niños o el Hogar de Ancianos. Cada vez que necesitaban algo, allí estaba don Samuel, como siempre, apoyando.

Cumplió con orgullo la misión encomendada por el leonismo, fue un ciudadano ejemplar, trabajó desde muy joven y forjó desde muy abajo su pujante e importante empresa de transporte. Pero además fue un Patriota con mayúsculas.

En cada desfile o acto patriótico, estaba don Samuel luciendo su escarapela dorada de León en la solapa del saco que estaba de turno.

Formó parte de una generación de buenos hombres y mejores ciudadanos, a quienes observamos desde muy jóvenes y difícilmente los vamos a olvidar. Percibo como una imposición que nos corresponde a nosotros advertir que se están yendo, uno tras otro, pioneros que dedicaron buena parte de sus vidas a servir a sus semejantes y que debemos alentar a las futuras generaciones a que sigan aquellos ejemplos porque, sencillamente, la sociedad demanda de estos soñadores, idealistas, diseñadores de proyectos y constructores de obras que parecían imposibles, y que sin embargo hoy están al servicio de la comunidad toda.

Siento la obligación de atribuirnos a nosotros, a mi generación, la obligación de rescatar estos ejemplos de vida.

Aún sabiendo que voy a cometer una terrible injusticia dejando afuera de la nómina a alguien, asumo el riesgo y menciono sólo a cinco de los que integraron “la generación” de don Samuel Sitrín: los Boada, los Andrade Ambrosoni, los Nery Campos, los Zunini y los Polti.

Por suerte habían muchísimos más. No deberíamos olvidar a ninguno, pero estos cinco SEÑORES representan el espectro social, cultural, económico y también político de una época. Sólo aporto un granito de arena para que en la memoria colectiva del pueblo, queden grabados sus ejemplos y sus obras, sin dejar de advertir que con sus partidas, otras manos tan firmes como bondadosas tienen que venir a sostener y levantar sus banderas de servicio a la comunidad…

7 comentarios en “Se nos fue otro «Quijote»”

  1. Sergio Miguel

    Absolutamente de acuerdo con su articulo Luis se fue un grande de Salto

  2. Excelente nota. Muy buen enfoque de un tema relevante para una sociedad que no sabe para donde agarrar. Reconforta leerla.

  3. Que el Dr. Nestor Campos, hoy Presidente del Colegio Médico del Uruguay, escriba eb Facebook estas líneas me llenan de orgullo. Gracias Doc.!!!

    «Felicitaciones Luis Bertiz por ese homenaje a Sitrin,realmente fue un trabajador por sus semejantes, de estar siempre pensando en como podia ayudar a la sociedad, el recuerdo de el, estar siempre presente cuando algo se precisaba para Salto, lamentablemente yo no estaba en Salto cuando fallecio, y vaya aqui mi reconocimiento de un MUCHAS GRACIAS, por todo lo que nos dejo y un apretado abrazos a sus familiares».

    1. santiago sitrin

      si la verdad que mu triste el era como mi padre pero bueno ya no esta 🙁 gracias

  4. Henie Gallino Tesler

    UN HOMBRE INCREÍBLE…..LAMENTO SU PARTIDA
    HENIE GALLINO TESLER

  5. santiago sitrin

    Un saludo a ti tambien, yo soy Santiago su nieto y ando muy nostalgico y decidi leer los comentarios

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