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El futuro de las profesiones, las profesiones del futuro

(Escribe Dr. Juan Romero). En los últimos 40 años se ha transformado el modelo de referencia de las relaciones laborales, pasando del trabajo industrial clásico al trabajo informático, estas transformaciones implican la necesidad de nuevos y diferentes tipos de profesionales universitarios. Por otra parte, impacta también en la currícula, estructura académica y tipo de dinámica en la formación y generación del conocimiento científico para la formación de tal tipo de profesionales. Ante ello, uno de los principales perfiles de los profesionales del futuro será el de resolver problemas de la organización laboral de las empresas, de los procesos productivos en sus diferentes fases, de ser capaces de analizar críticamente la realidad ante la cual se paran y con las herramientas tecnológicas informáticas disponibles generar respuestas a los problemas definidos. Ante lo cual, el futuro de las profesionales aumentará en dinamismo formativo, ya no bastará cumplir con las exigencias del grado, los posgrados serán una necesidad, formarse de manera continua también e integrar las tecnologías informáticas y de la comunicación a la praxis cotidiana una exigencia. Para ello, será necesario una formación académica en armonía con tales preceptos exigiendo recursos humanos actualizados, en formación continua, en diálogo con el padrón tecnoinformático, capaces de no solo ofrecer respuestas a los estudiantes sino de incentivar la búsqueda de problemas como elemento formativo, promoviendo el trabajo articulado e interactuando con otras disciplinas que complementen la formación específica. Pretender dar respuestas a tal modelo plantea inclusive desafíos a la infraestructura universitaria, formatos diferentes de los salones de clase, necesidad ordinaria de salones informatizados y conectados a internet, etc. Un ejemplo concreto de ello lo representan las transformaciones productivas ocurridas en la última década como parte de la reestructuración de la organización capitalista para la producción, sumado a la coyuntura de altos precios por la demanda de alimentos en el mercado global significaron cambios en la organización socioproductiva rural, en las relaciones sociales de sus actores y en la reconfiguración espacial dado que posibilitó una mayor interacción con el resto de los territorios y centros poblacionales próximos. En definitiva cambió la división social del trabajo y también llevó a la transformación de la división social del territorio. Tales transformaciones no son una moda, sino una forma de hacer la producción de alimentos y generar riquezas lo que implica formar nuevos trabajadores para nuevos oficios en donde la formación técnica universitaria no es ajena. En el último Congreso Mundial de Sociología Rural realizado en la ciudad de Torontó, Canadá, escuchamos, visitamos y aprendimos acerca del papel de la informatización en el proceso productivo primario y del modelo agrícola que se viene y que ya está entre nosotros, el de hacer alimentos pero sin gente. Esto qué consecuencias tiene para nuestro diario vivir, que se necesita cada vez menos trabajadores para la producción agrícola, es decir, se produce más con menos gente, en concreto aquellas cosechas de citrus, hortalizas, etc con grandes cuadrillas serán cuestión del pasado. Cabe entonces preguntarse, ¿se está preparando la gente, la sociedad, los gobiernos locales, los sindicatos de trabajadores, gremios de productores para tales transformaciones? Finalmente, tales desafíos para la Universidad involucran a la currícula, la estructura académica y cogobierno dado que se necesitará una revisión permanente de los plantes de estudios, mayor agilidad con profundización en el debate de los claustros universitarios para aprobar tales cambios y en definitiva profundizar el diálogo con los diferentes componentes de la matriz productiva nacional para la construcción del tipo de modelo desarrollo nacional.

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