Era casi una historia adelantada, tipo partido arreglado en el que se sabía que en el minuto final había un penal para el rival dudoso y con doble chance, cosa se asegurarlo.
La Junta Departamental resolvió, como era de esperar, la continuidad de Alberto Villasboas como presidente y de quienes hoy dirigen el legislativo comunal oponiéndose a lo que el electorado votó.
Ya de por si no deja de ser una situación extraña. Como pocas.
Ediles que cometieron faltas graves en su condición de funcionarios públicos que se sintieron agraviados y desprotegidos y se autoproclamaron independientes.
Que en buen romance, usaron defensores legales identificados con la anterior administración comprometidos a cumplir tareas como dirigentes.
Sin embargo, lejos de cumplir con ese compromiso, se fueron a otras nuevas tiendas donde un líder con plata pretende hacer lo que sucedió en EE.UU. con Trump.
Y esos mismos, que respaldaron como ex ediles frenteamplistas, a un presidente colorado, hoy son del “Partido de la Gente” de Novick y acompañaron, por no decir otra cosa, la decisión de continuar con la misma dirección: un gobierno de izquierda elegido por la gente y una Junta Departamental usurpada por malas acciones investigadas como delitos.
Triste y lamentable episodio que vuelve a repetirse. Ni triste por saber como y que pensamos, sino triste porque lo que la gente votó terminó en el “inmaculado trono del baño” de cuatro personajes que tienen la prensa que tienen por un tiempo más, poco, y que deberán apagarse por la propia condena social.
En la vida, como en un congreso de ediles, las “facturas” se pagan sin necesidad de ser “adulteradas”.
Daniel Caiazzo
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