
Definición de demagogia: Empleo de halagos, falsas promesas que son populares pero difíciles de cumplir y otros procedimientos similares para convencer al pueblo y convertirlo en instrumento de la propia ambición política.
La creciente del Río Uruguay da para todo. Para aquellos que silenciosamente se solidarizan con familias, que generalmente se repiten y cada vez más, y realizan actos que insumen responder sin medir costos ni a cuenta de que.
Pero también dejan al desnudo miserias humanas. Básicas, muy básicas.
Esto viene a cuenta de una campaña de desprestigio que vivió la lista 404 del Partido Nacional donde se viralizó una “fotomontaje” en donde una canasta para inundados aparecía con folletería e incluso unos buenos cuatro kilos de asado con calco de la lista (cuestión que elementalmente es impresentable). Muchos en cuentas sociales se la jugaron a juzgar, incluso cargos de responsabilidad que manejaron lo “sucio de una campaña” que no sabían, quizás, surgió desde sus propias tiendas. Pero fue mentira.
Que me tilden de crítico, panqueque, dado vuelta o lo que quieran, pero es inaceptable hacer demagogia de la solidaridad. Y muchos lo hicieron públicamente. Fotos con los inundados, recolección de alimentos o artículos de limpieza, reparto de donaciones del Edy con fotos en primer plano, convocatoria a actividades deportivas recolectoras, siendo testigos todos y todas que el propio presidente del SINAE, Traversa, dijo: “no se necesita nada”.
Pero, y siempre el pero cuestionador, la creciente sirve incluso para salvar la vida condenada de radios comunitarias que recién ahora se acordaron que lo son luego de haber sufrido el ultimátum de URSEC por incumplimiento de norma y salen a hacer tres ollas populares con selfies, fotos y en una rara mezcla de dirigentes “limistas” y colorados que se sumaron a la jornada solidaria.
Pre candidatos a diputados que subieron en sus cuentas el desalojo y el retorno a sus casas de evacuados. Tipo como que la creciente permite aquél sucio juego del accidente trágico: “arrimarse para ver si murió o perdió un ojo”.
Manini Ríos que llegó a saludar a sus fuerzas en el momento en que es más cuestionado pero a sabiendas que su ejército ha respondido solidariamente por una cuestión de vocación.
Yo, y esta familia, tenemos el orgullo de decir que la solidaridad es silenciosa. La compañera de ruta gestiona todos los días eso sin pertenecer al sistema y es referente puntual, un día y otro también, de respuestas a salteños que alguna carencia tienen. Y no se saca selfies, ni posa, no arma su nota, gestiona desde la humanidad como una insoportable socialista. Debo decirlo y sin mucha vuelta, han sido más los gestionadores de solidaridad silenciosa que los operadores mediáticos del ruido y los intereses mezquinos, pero duele, ver que el humanismo, el don de gente, el pensar en el colectivo, haya pasado a ser simplemente un objeto negociador y valioso para posicionamientos personales. Triste, muy triste.
¿Me sacás la foto?. Acá estoy, jugando a ser solidario y dándole difusión.
Daniel Caiazzo
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