La historia oficial dijo que en el 2019 se recambió la flota de camionetas Toyota compradas en el 2017.
Los acuerdos institucionales, gobierno departamental y empresa, establecen los criterios claros. A los 50.000 kilómetros se cambian por una nuevo cero kilómetro siempre y cuando lo que se devuelve sea original.
Son reglas claras que benefician a la administración pública que sostiene aquello de cuidar el dinero de todos. El vehículo comprado es cero kilómetro y a los cincuenta mil kilómetros se cambian pero en las mismas condiciones de adecuado uso.
Cuando vinieron las 18 grises para Salto el encargado de movilidad en ese momento se percató de un inconveniente. Las cajas de carga no tenían protección y un uso inadecuado podía llevar a daños que imposibilitaran su recambio.
Fue por entonces que se planteó carcazas de plástico protectoras con el fin del cuidado.
Se hicieron. Pero a la hora de cambiar las camionetas en el 2019 con 50.000 mil kilómetros, alguien se olvidó de sacar esas protecciones.
En suma se perdieron cinco mil dólares en plásticos que quedaron en favor de la empresa y que bancó la administración de Chiriff cristalina, pura, creíble.
A eso se agrega que las Hyundai compradas en el mismo fideicomiso no llegaron al recambio.
De eso no habla el intendente Chiriff en sus explicaciones desmentibles que pretenden justificar una, otra y otra vez, como el dinero de los salteños se va, se va, y firmo para que sepan quien escribe así evitan las malas palabras al portal.
Daniel Caiazzo
