Se te va a extrañar

Dudé en escribir algo por el fallecimiento de Ruben «Papino» Cioca luego de padecer una maldita enfermedad.

No hacerlo sería renegar de mi paso y de aquellas frías noches donde todo comenzó.

En una pieza de 3 x 3 con heladas casi a diario, en el bar del «Chopo» hoy del «Mono», arrancaba la barra de Punto y Coma.

Al principio éramos pocos «gurises» de espectadores pero cuando comenzó a levantar la temperatura la esquina de Julio Delgado y Guaraní comenzó a poblarse para apoyar la murga del barrio. No ganamos el primer premio nos ganó en fallo polémico, en ese momento, nuestra rival Falta la Papa.

Papino creo que nunca tuvo verdadero conocimiento de lo que generó en su aventura artística en la vida del barrio, en el sentido de pertenencia y en la defensa de principios que en su vida y en su arte nunca negoció.

Los años pasaron y Papino jamás cambió un centímetro su forma de vivir y actuar la vida. Amable, bonachón, cálido, opositor a la confrontación y muy amigo del diálogo.

Estuve muchos años sin ir a celebrar un primer premio de la murga a la querida sede de Fénix por diferentes motivos y cuando lo hice, ese año, Papino ya no era el director. Al llegar al primero que diviso en esa multitud fue sentado en el mostrador a él y desde la emoción fui a saludarlo y le dije: viniste. Me respondió: «pariente, no me podía perder esto».

Una persona al extremo buena que como militante era siempre el primero en estar a la orden sin cobrar un peso para mostrar su arte.

Estoy convencido que nunca se dio cuenta de cuantas vidas marcó su forma de vivir pero si estoy convencido que vivió convencido que la honestidad y el don de gente eran sus faros guías.

Otro grande del carnaval que eligió sin elegirlo, irse en febrero.

Daniel Caiazzo